martes, 30 de junio de 2009


Aprieto los ojos
mordiéndome los labios
hasta sentir como mis uñas se clavan
en las palmas de las manos.

Quiebro en la garganta
una espiral de fuego y espantos
que empuja hacia arriba
un millón de sollozos ahogados.

Y entonces abro los ojos;
los labios, sangrando;
las uñas, marcadas,
en las palmas de mis manos;

y el sollozo, quebrado,
muere antes de mis labios
que se curvan valientes
en un gesto de engaño.

martes, 23 de junio de 2009


Como una bola de plomo
atascada en la garganta;
un alambre de espinas
bailando con mi ombligo;
me lleva a boquear, buscando oxigeno,
en un cuarto cerrado al vacio.

lunes, 8 de junio de 2009


Buscando la implosión
me combo como las cuerdas
de un universo unidireccional.


Me doblo sobre mí misma
en un afán por desaparecer
(Por escapar del calendario
Y de las noches en vela,
Por abrir los ojos de nuevo
Y ver que todo ha pasado)


Hacerme pequeña, muy pequeña,
casi inexistente,
para después
liberarme de toda la rabia y el dolor
en una explosión de energía
que lo arrasará todo a su paso.


(Incluido mi estupido corazón)

viernes, 5 de junio de 2009


Porque siempre me ha resultado más fácil mirar hacia fuera, hablar de lo ajeno, polemizar con palabras vacías sobre temas de fugaz actualidad.

Porque soy capaz de perder aquello que siempre he anhelado y aún no me quiero dar cuenta.

Porque he aprendido a calzarme una sonrisa aunque llueva.

Porque nunca aprenderé a vivir con el pasado y me limito a arrastrarlo tras de mi con una cuerda, como aquel viejo camión de juguete al que le faltaba una rueda.

Porque hace demasiado tiempo que no me baño de noche en el mar, que no me pierdo entre los semáforos, que no bailo por toda la casa antes de salir.

Porque no sé contar hacia atrás y no me interesa aprender el funcionamiento del calendario.

Porque ya no susurro murmullos ininteligibles entre sueños.

Porque ya no se qué parte de “yo” queda en mí.
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