jueves, 12 de febrero de 2009


Continente y contenido
no siempre se corresponden.

La ansiedad de los números
me recuerda la crueldad de mi reflejo.

Mucho o poco cuero
al fin y al cabo es solo piel,
y ya no me valen los huesos.

Cerrar los ojos y engañarse:
salida fácil a lo complejo;
que actuar sin pensar
siempre es mejor que el sentiemiento.
Que me invade y me envenena,
que se retuerce por dentro,
que ignoro y me grita
con su canto zalamero.

Una sombra entre las sombras,
que se esconde entre mis miedos,
se agazapa en los rincones
de lo que un día fue desierto,
y me llama, susurrándo
lo que aún quema por dentro.

miércoles, 11 de febrero de 2009


El dolor puede cristalizar
bajo la piel.

Las lágrimas pueden velar
el brillo de los ojos.

La tristeza puede anidar,
para siempre, en la sonrisa.

La melancolía puede acompasar
los pasos a ninguna parte.

Los fantasmas de la vida
se pueden aferrar a tus recuerdos,
y pueden vivir en ti, de ellos.

Las heridas del miedo
nunca cicatrizan,
solo laten, escondidas, al acecho,
regalándote un tiempo en que creer,
una ilusión de huída.

Una vuelta más al laberinto
del dolor que, profundo,
en ti anida.


lunes, 9 de febrero de 2009


Paz líquida
en semioscuridad.

Aromas pausados
a la luz oscilante de las velas.

Calor y frio
vestidos de humedad.

Mi espalda en tu pecho
siente tu respirar.

El tiempo gotea,
y suena a agua
que se desliza entre mis piernas.

Cierro los ojos
para oler la suavidad
con que late tu vida.

Tu vida y mi vida.

Y la paz líquida
en semioscuridad.
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