¿Y ahora como demonios lleno yo
el vacío que ha dejado
este agujero en mi pecho?

Abrazados
con la rabia
de quien se aferra a la vida,
mi cara se pierde
en el mar de tu pelo.

Buscándo mi aliento
inspiro tu olor
grabandolo a fuego
en mis pupilas adictas.

Tu pecho
en mi pecho
retumban al son
que, imparables, le marcan
los latidos del reloj.

86400

86359

86358

...

...

...

Cerrando al mundo mis sentidos,
aprieto los ojos con fuerza
y me dejo llevar
buscando el cálido abrazo
de la inconsciencia,
anhelando su oscuridad,
que, como bálsamo a la herida,
anestesie la razón
al final de la partida

Son injustos estos días
cuando ya no podemos parar el reloj.


(Maldito conejo blanco)