domingo, 8 de julio de 2007




Nunca he creído en el destino,
nunca he creido en la suerte
(y mucho menos en la buena suerte),
siempre me he reído del azar...

Siempre me resistí a pensar
que somos simples marionetas,
movidas por unos hilos invisibles
que una mano misteriosa nos impide dominar...

Vidas que se cruzan,
caminos que se entremezclan,
se separan,
se confunden...
Siempre son casualidad...

Pero a veces esas vidas,
esos caminos,
esas gentes
son tan parecidos a uno mismo,
son tan recurrentes,
te hacen dudar...

Y es cuando piensas que alomejor eso que llaman destino
es solo un juego del azar;
un capricho de la vida que te lleva a encontrar
aquello que inconscientemente buscas,
que te une con aquello que es tu igual.

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