sábado, 10 de enero de 2009


Así, como por casualidad, deslizándose léntamente,
ha vuelto el gris...

Así, como un viejo amigo olvidado,
enterrado entre las brumas del tiempo,
se ha ido dejando caer
y, sin darme cuenta, se ha apoderado de mi...

Una vez más, ha vuelto el gris,
impregnando como un tóxico mercurio
cada grieta que se vuelve a abrir...

Una vez más, ha vuelto el gris,
esa bruma difusa, pesada como el plomo,
que me ciega el alma...

Una vez más, aquí está el gris,
y una vez más me pregunto:
¿qué se siente, cuando no se siente nada?

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