martes, 7 de julio de 2009


Puedo sentir el rictus
amargo de la mentira,
torcido de la traición
con la que envenenas mi vida.

Que tu doble moral de espejo
en que me juzgas
y no te miras
se quiebra y hace sangrar
mis noches mal dormidas.

Con la culpabilidad
que encadenas a mis sonrisas
consigues marchitar
cualquier soplo de vida,
embotellando en tu cristal
el genio que tenia.

No hay comentarios:

""