Puedo sentir el rictus
amargo de la mentira,
torcido de la traición
con la que envenenas mi vida.
Que tu doble moral de espejo
en que me juzgas
y no te miras
se quiebra y hace sangrar
mis noches mal dormidas.
Con la culpabilidad
que encadenas a mis sonrisas
consigues marchitar
cualquier soplo de vida,
embotellando en tu cristal
el genio que tenia.
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