miércoles, 18 de abril de 2007

He tomado una decisión,
y, cuando lo hago, soy implacable...

Me he hecho una promesa
y lo que prometo, lo cumplo;
porque lo prometido es deuda,
y con mi honor no se juega.

Quiza mi decisión no sea la correcta
(soy experta en fallar en mis planes de vida)
pero, una vez decidida,
la llevare adelante...

Nunca me importa lo que cuesta,
nunca me paro a pensar en lo que duele,
si me da más o más me quita,
si es racional o solo lo que mi irracionalidad quiere.

Y así llego a estas situaciones absurdas
como vivir una vida que no es la mía
o que es la mía pero que no debería serlo
o que es la mía pero ya no es lo que quiero.

Pero yo sigo adelante con mi plan de vida
(ese que siempre falla)
porque me he hecho una promesa,
he tomado una decisión,
he dado la palabra que más vale:
a mí misma, la mía.

No hay comentarios:

""