domingo, 1 de abril de 2007


La felicidad puede ser algo tan simple como comerte una buena tarrina de chocolate...


Como dar un paseo lento, sin prisas, merodeando por el placer de merodear...


Pero también puede ser algo complejo y retorcido que no lo alcanzas a entender: simplemente sabes que está ahí, disfrutas de esa sensacion tan maravillosa sin plantearte nada más, sin pensar nada más porque realmente no sabes que pensar y es mejor así.


La felicidad...


Una palabra que nos angustia, nos pasamos media vida intentando alcanzarla y, cuando menos lo esperamos, ¡zas!, llega de improviso y sacude nuestro pequeño mundo, poniéndolo patas arriba.


El problema es que a veces nos obcecamos tanto en alcanzar la felicidad que cuando llega no somos capaces de darnos cuenta o queremos disfrutarla tanto que la desaprovechamos por miedo a que se esfume...


Así que voy a dejar de preocuparme, voy a dejar de pensar y voy a empezar a comerme mi enorme tarrina de chocolate.

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