Y ya se acaba Marzo...

Y ya llega otra vez Abril...

Y mi vida está a punto de dar otra vuelta...

En unos días voy a completar otro ciclo...

Y van 22...

Y mirando atrás pienso en todo lo ya vivido

Personas que entraron y salieron de mi vida, otras que se quedaron, las que acaban de entrar y espero que permanezcan...

Los momentos pasados: mejores, peores; días azules y grises, de risas y llantos...

Los lugares que visité y los que me gustaría haber visitado, lugares que dejaron en mi su huella por suerte o por desgracia...

Y miro hacia adelante y me siento pequeña, temblando de expectación ante lo que me espera...

Las personas que pasaran por mi vida, permanezcan o no...

Los momentos que viviré, buenos o malos...

Los lugares que visitaré y que dejarán en mi su huella...

Y Abril cada vez más cerca...

Voy a tomar aire para seguir girando en mi rueda

Odio los días de lluvia...

La pesada melancolía que me envuelve el alma como una coraza de plomo

El frío acerado de la luz que me daña los ojos

El manso caer de la lluvia que parece pedirme que la acompañe con la lluvia de mis ojos

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¿Alguna vez has deseado escaparte de tu vida?

¿Alguna vez has deseado ser cualquier otra persona?¿cualquiera que sea lo más diferente posible de ti misma?

¿Alguna vez has deseado huir a otro lugar, lo más lejano posible, donde no te encuntres ni tu misma?

¿Alguna vez has estado cansada de todo?¿Agotada de caer una y otra vez en la misma sima?

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Odio los días de lluvia

Odio que me recuerden lo que odio de mi misma

Ironia, la ironia domina mi vida

¿Por que cuando todo va bien es cuando peor me siento?

Quiza es esa certeza de que eso no es lo normal, de que algo va a fallar, que siempre me toca perder y ya estoy tardando en fallar...

Quiza es que soy demasiado pesimista

O quiza es que no estoy acostumbrada a ganar y, cuando lo hago, me da pánico perder lo que he conseguido...

Quiza es que creo que no me lo merezco, que mi hechizo se va a pasar y que, cuando suenen las campanadas de media noche y se acabe la magia, solo quedará mi yo vulgar, la perdedora...

Por eso me da miedo pensar que todo va bien

Porque no puedo pensar que voy a volver a perder

Vértigo...

¿Has sentido alguna vez la maravillosa sensación del vértigo?

¿Los millones de mariposas que se agitan en tu estómago?

¿Las hormigas furiosas que recorren tu espalda, tus brazos, hasta la punta de tus dedos?

¿Has sentido alguna vez la increible sensación de lanzarte de cabeza, sin paracaidas y sin importarte en absoluto si debajo hay o no red?

¿Te has asomado al borde del abismo, has tomado aire y te has lanzado de cabeza dentro de él?

¿Lo has apostado todo, doble o nada, a un sólo número?

Vértigo, cuando quieres ganar

(Miedo solo a poder perder)

Cuerpo sobre cuerpo

Piel sobre piel

Las manos en los pies

Tus pies como mis manos.

Abrazos enredados

Las manos explorando oscuros rincones, perdidos ángulos

Los ojos, mirando sin ver, lo que las yemas de mis dedos me enseñan de tu piel

Suspiros acompasados

Sudor

La habitación en la penumbra

Solo tu, yo y el calor

Había una vez una Bella y una Bestia.

Él era bello: grande, fuerte, poderoso. Sus brazos, enormes, transmitían todo su calor sin asfixiar; sus ojos, claros, limpios y sinceros, podían escudriñar el alma con una mirada; su sonrisa, abierta, franca y tibia, lo iluminaba desde dentro, contagiando su luz al resto.

Ella era la bestia: tímida, insegura y vuluble, caminaba siempre a ciegas, tropezando con sus pies. Su cuerpo, menudo y frágil, de deslizaba entre las sombras de su mirada; su piel, cetrina y fría, estaba cuarteada por el viento; sus labios, rígidos, muertos, añoraban el sabor de un beso.

Toda su vida se paro, el dia que se encontraron.

Él encontró la parte que equilibrase la balanza de su vida, la parte a la que dar el calor que irradiaba.

Ella encontró en él la protección y el calor que su cuerpo necesitaba.

Y en un abrazo se fundieron.

Y en un abrazo del mundo se refugiaran.

Hay veces que nos empeñamos en seguir un camino que no lleva a ninguna parte, como esas veces que te acercas a la parada del autobus y ves que esta allí y corres para cojerlo aunque sabes de sobra que no vas a llegar a tiempo... Pero tu corres, te empeñas en seguir ese camino, aunque en el fondo, si te paras a pensarlo, sabes que no es ese el tuyo, que se te va a escapar y si siquiera estas segura de si quieres cojerlo...

Y se te escapa

Y en el fondo no te importa, porque te gusta pasear y hace un dia perfecto para un paseo...

Por eso dejas ese camino que te empeñabas en seguir, el que no te llevaba a ninguna parte porque ese no era tu camino, y hechas a andar.

Buscas tu camino, el de verdad.

A veces me gustaría entender qué es lo que siento... A veces me gustaría conocer los motivos de mis actos, si es que los tienen.

A veces me pregunto porqué pienso tanto y no actúo y otras veces actúo sin pensar...

A veces me pregunto y otras prefiero no preguntar si es la razon la que me habla o sólo cualquier clase de impulso ilógico e irracional...

A veces quisiera comprenderlo y otras lo prefiero ignorar.

A veces reflexiono demasido sobre porqué no puedo reflexionar.

Un rayito de esperanza.

A veces que en mi vida se cuela un rayito de esperanza.

Un minúsculo jirón de luz que rompe y rasga las sombras que me rodean como si fuese un cuchillo de plata, una hoja cuyo filo hiere lo que a mi tanto me daña.

Y siento que puedo volver a respirar, que tomo un poquito de aire y de impulso y me marca un camino que poder seguir, un poquito de ilusión para mi mañana...

Siempre sucede de la forma más inesperada y siempre hace temblar mi alma; como esas relaciones inesperadas, que surgen de las casualidades más probablemente improbables, y que te llevan hasta personas que irrumpen en tu vida con la fuerza de las se van a quedar para siempre en ella, como a fuego grabadas...

Hoy ha irrumpido en mi vida ese rayito de esperanza, como han irrumpido ultimamente en mi vida esas relaciones inesperadas...

Ahora voy a tomar aire

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...

Ahora voy a intentar de nuevo desplegar mis alas

Vivir es la tarea más importante que vamos a llevar a cabo en el mundo, y curiosamente, es la única que no nos enseñan como se hace.

Llegamos al mundo sin manual de instrucciones, nos subimos a este tren enloquecido sin billete e ignorando que existe un revisor.

Vamos aprendiendo sobre la marcha, a trompicones, con el antiguo método acierto/error, que cuando es acierto, es perfecto; que cuando es error, duele.

Vamos avanzando a base de caernos, de pelarnos las rodillas y llorar; a veces alguien nos echará mercromina; otras, ya ellas solas se curarán...

Nadie dijo que fuera fácil encontrar nuestro modo de vida, nadie dijo que no doliera, nadie nos promete que algún día lo lleguemos a lograr...

Y seguimos subidos a la vida, buscando un manual de instrucciones que nadie nos va a dar. Buscando nuestras repuestas a preguntas que no nos atrevemos a formular.

¿Y ahora que?Espero que alguien sepa dónde estan.

Andar, dicen que es un movimiento mecánico.
Avanzar, dicen que es la dirección normal.
Pero, ¿qué pasa si no puedo (o no quiero) avanzar?
¿Si mis pies estan cansados de tanto caminar
a lo largo de un camino que solo da vueltas en espiral
llevándome siempre al mismo sitio donde vuelvo a empezar?
¿Si el polvo levantado no me deja respirar?
¿Si el Sol me ha cegado?
¿Si no encuentro el final
de esta vida transhumante?
¿Qué pasa si "hacia delante"
es lo que nunca llego a alcanzar?
¿Me quedaré siempre en el camino
donde ya no puedo andar?
¿Encontrare en el horizonte
el lugar donde parar?

A aquellos que me conozcais quizá os extrañe mucho este post.
A aquellos que no me conozcais lo suficiente os parecerá totalmente irrelevante, pero hoy, y sin que sirva de precedente, voy a postear algunos de mis poemas.
Son de hace algún tiempo, pero en este momento siento la necesidad de darles rienda suelta...

Cuando el llanto quema
sale por los ojos
y llega a la tierra.
Pero ahora, cuando sientes pena
por tanta injusticia,
por tanta torpeza,
las lágrimas surgen
más no salen fuera:
se quedan por dentro,
te corroen las venas.
Y te abrasan el alma
y llorar quisieras
y te corroe la pena por dentro
y estas... tan "serena".


Torrente melancólico
que naces de mis rincones,
que vas a morir
en mi rosa encarnada.
Ayúdame otra vez
a morir lentamente.
Ayúdame otra vez
a limpiarme el alma.
Ven en la helada
hora hechicera.
Ven, ardiente,
necesito compañía.
Renace de las cenizas,
Ave Fénix, en el caos
que puebla las esquinas
de esta basta extensión mía.
Ven para decirme
que siempre estaré sola.
Ven para decirme
que se me escapa la vida.
Ven, mas no hables
pues aún arde una llama.
Ven, mas no apagues
mi poca esperanza viva.



Hoy el cielo
no ha amanecido
de nuevo.
Hoy el cielo
ha decidido
que no merece la pena luchar.
Hoy el cielo
va ha llorar
por la muerte
de nuestros sueños.
Hoy el cielo
se ha detenido,
lo ha vuelto a asustar
la furia del viento.
Hoy el cielo
llora estrellas,
cristales que se quiebran
y mueren en silencio.
Hoy el cielo
mira con tristeza,
con la melancolía
de los ojos muertos.
Hoy el cielo
no ha amanecido.
Hoy el cielo
no tiene reino.
Hoy el cielo
ha decidido
hacer un homenaje
a mis sentimientos.

Llevo tiempo viviendo en una montaña rusa emocional, padeciendo sensaciones que se suceden a un ritmo rápido, vertiginoso, demasiado veloz como para poder pararlo...Sensaciones que a veces no sé si son buenas o malas, ni siquiera sé qué son cuando, de repente, ya han cambiado...

Me muevo a la velocidad de la luz: dando vueltas, subiendo y bajando, boca arriba y boca abajo, y ya no sé donde está el suelo ni donde tengo los pies...

Me marean las imágenas que se cruzan desenfocadas; me abruman las sensaciones que apenas llegan, pasan...

Necesito hacer un alto en el camino, necesito que acabe mi viaje en esta feria. Estoy cansada de vivir sin saber qué he vivido. Necesito parame, bajar a tierra. Quiero reflexionar y, por una vez, ser yo la que recorra tranquilamente el camino que haya elegido.

Sales de la vida por la puerta de atrás.

Huyes, te evades, intentas escapar de algo, aunque ni tu mismo sepas muy bien de qué.

Huyes, quizá de ti mismo, quizá de los demás, como si el espacio físico, como si el tiempo y la distancia fueran capaces por sí solos de curar esas heridas. De crear más cicatrizasen un alma demasiadas veces apaleada, en tu alma demasiado dolorida.

Por eso dices adiós y hechas a andar, dirigiendo tus pasos no se sabe muy bien donde, caminando sin rumbo pero con una solo idea en la cabeza: dejarlo todo atrás, lejos, lo más lejos y perdido en la memoria que seas capaz.

Y te alejas, y rezas por que tus pensamientos no se alejen contigo. Por que se pierdan en el camino y no te puedan alcanzar. Por que te dejen huir sin cobrarse el precio que les debes.

Solo hay un problema: con los pensamientos también dejas muchas otras cosas detrás, cosas que no querrías perder y que no quieren que te pierdas. Cosas que, antes de que te vayas, ya te ruegan con silencios tu regreso.

Pero aún así, huyes, te alejas, sales de la vida por la puerta de atrás, tal y como entraste.

Y deseas que, algún día, seas capaz de volver a entrar.